lunes, 9 de julio de 2007

- FUNCIONES ORGÀNICAS DE LA HIPÒFISIS

FUNCIONES ORGÁNICAS DE LA HIPÓFISIS
La hipófisis, conocida hasta hace unos pocos años como la "glándula maestra" – título que ahora ostenta su principal socia y complemento funcional, la glándula pineal, está constituida por dos núcleos, lóbulos o hemisferios, con características histológicas (celulares) y funciones diferentes y muy bien definidas, - aunque no por ello aisladas sino más bien en íntima coordinación -, a saber:
EL LÓBULO ANTERIOR O ADENOHIPÓFISIS
Es una estructura formada por células capaces de sintetizar y secretar sustancias a la circulación sanguínea para generar efectos específicos en órganos y tejidos lejanos. A los órganos capaces de cumplir tal función, se les denominan glándulas; dichas sustancias reciben el nombre genérico de hormonas.
Así entonces, la adenohipófisis se comporta como una glándula, pero lo que la hace ser tan supremamente importante es que sus hormonas producen sus efectos precisamente sobre la gran mayoría – sino todas- las demás glándulas del organismo. Ella es la gran controladora de la función endocrina (glandular) del organismo. Si consideramos el hecho de que la vida biológica en todas las especies superiores depende de las glándulas, no podemos desconocer la importancia capital de la hipófisis para ella.
La hipófisis es por tanto, la glándula de glándulas, el operario de la torre de control que mueve los hilos y oprime los botones para acelerar o retardar, activar o reposar, toda la maquinaria energética y celular del cuerpo.
Es ella quien controla el crecimiento, la talla y la estatura, por medio de la secreción de la llamada, precisamente, hormona del crecimiento ó GH (en inglés, growing hormone. A su vez, es responsable de la coloración de la piel, a través de la melanina (no confundir con la melatonina – véase artículo sobre la pineal); Regula el funcionamiento de la glándula Tiroides (por la TSH ó Tyroid Stimulating Hormone) encargada a su vez de controlar todo el proceso de utilización y almacenamiento de la energía – fenómeno llamado metabolismo – acelerando u retardando su gasto, de lo que se desprende un fuerte influjo sobre el almacenamiento o consumo del tejido graso y las reservas de glucosa y otros azúcares biológicos y por tanto sobre el control del peso corporal; por la misma Tiroides, interviene en los mecanismos de reparación celular, envejecimiento celular y tisular, modulación de la contracción cardiaca y funcionamiento hepático y pancreático.
La adenohipófisis regula también el metabolismo de las glándulas suprarrenales, por su hormona ACTH (adenocorticotrophic hormone) a través del importante eje hipotálamo-hipófisis-suprarrenal (del cual trataremos en detalle en nuestro próximo artículo. Sus principales funciones allí, se relacionan con la síntesis y secreción de las hormonas esteroideas, glucocorticoides y mineralocorticodes (o esteroides endógenos), importantes en los procesos de identificación y funcionamiento tisular y orgánico según el género sexual (masculino o femenino), caracteres sexuales secundarios (tono de voz, disposición de la grasa corporal, vellos axilares y púbicos, etc.), y en funciones tan importantes como la retención o excreción de agua y sales corporales (por sus efectos renales), que a su vez son variables determinantes en el establecimiento de la tensión y presión arterial, acumulamiento de líquido, ganancia o pérdida de peso, etc. Además, tienen capital importancia en el funcionamiento de los mecanismos de defensa contra la agresión (huída / lucha), el estrés orgánico (daño o perdida de órganos y tejidos) y el síndrome de estrés mental crónico.
Así mismo, por la secreción de las llamadas hormonas gonadotróficas (LH o Luteal Hormone – hormona luteinizante – y la FSH u hormona estimulante del folículo), la hipófisis juega papel capital en el desarrollo y funcionamiento ulterior de los ovarios y testículos, en hembras y machos, hombres y mujeres, respectivamente. Su influjo le dicta a estos órganos reproductores (conocidos genéricamente como gónadas o gonadas), los sucesivos pasos para poner a punto las células germinales que darán origen a nuevos individuos luego de la fecundación, asegurando así la perpetuación de la especie. Así mismo, se aseguran los caracteres sexuales primarios, desarrollo de órganos reproductores internos y externos, comportamiento de género (de hombre o mujer, de macho o hembra)Y con su íntima coordinación con la pineal, se desarrolla el control del ciclo ovárico de la mujer.
EL LÓBULO POSTERIOR O NEUROHIPÓFISIS
Que es diferente en estructura y función a su par anterior. No está constituido de células endocrinas, en el sentido estricto de la palabra, sino de células nerviosas (neuronas) con abundantes e importantes conexiones con otras estructuras y núcleos nerviosos vecinos. De allí su nombre: neurohipófisis.
Las principales sinapsis (interconexiones neuronales) de la neurohipófisis están dirigidas hacia núcleos específicos del sistema límbico (tálamo-hipotálamo-hipocampo-amígdalas del hipocampo), que es el centro de origen y control de los instintos, los impulsos básicos de supervivencia (sed, hambre, instinto sexual, etc.) y las emociones y la glándula pineal, la rectora del tiempo y los ciclos de la vida (véase artículo previo sobre el tema)
Y es precisamente por estas conexiones de doble vía por las que se establece un íntimo, sutil y preciso control de todos los procesos vitales de un ser vivo (hablando de especies superiores que poseen sistema neuroendocrino – y obviamente el hombre): El hipotálamo y la pineal controlan el funcionamiento de la hipófisis por medio de la secreción de hormonas llamadas Factores Liberadores de la Hipófisis, pero a su vez, la neurohipófisis envía y recibe estímulos eléctricos para y desde ellas, modulando toda función de vida, incluyendo el propio cerebro y de allí para abajo.
Así, la dupla adenohipófisis – pineal, interconectadas por la neurohipófisis se constituye, en su unión, en la rectora suprema de la vida, su desarrollo y su desempeño en los organismos vivos superiores.
Por lo tanto, un adecuado funcionamiento hipofisiario es sinónimo de un desarrollo y funcionamiento físico y corporal armónico y sano.
Un mal funcionamiento hipofisiario representa, literalmente, una hecatombe metabólica que amenaza la vida: Problemas de peso, estatura, manejo de líquidos y sales; Trastornos de atención, neurosis, depresiones y aún esquizofrenias; descalcificación ósea, atrofia muscular, envejecimiento prematuro y problemas de pigmentación de la piel.

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